Bienvenidos a mi diario, a mi mundo. El querido desenfreno de una noche. Y cómo te añoraba a la siguiente. Bienvenidos a mi vida. Adelante, estáis invitados a formar parte de ella: a indentificaros. Pasad y disfrutad.
07 enero, 2013
Allí donde dijiste tu primer "quizás".
Me miraste con aquellos ojos que sólo ponías una vez en la vida. O dos, en mi caso.
-Responde, respóndeme a mi pregunta. ¿Aún me quieres?
Suspiré para no quedarme sin aire, expulsando el poco aliento que me quedaba, y hasta el suspiro se quebró.
-Quizás.-me susurraste.
Si no dije nada, fue por que no podía. La tensión detuvo mis latidos, tu mirada penetró como aire en mis pulmones. Sabía que mi voz iba a sonar como una brisa rota, como si no me quedasen más fuerzas que para darme la vuelta y huir de allí, arrastrando los pies. Por mis venas corrían trozos de hielo, y se cosieron mis sentimientos.
Aquella palabra continuaba resonando en mi cabeza, aplastándome la razón.
Quizás hubiese sido mejor no haber aprendido a amar, quizás hubiese sido mejor aclarar mis intenciones o secarme la garganta antes de hablar.
Quizás.
Tus pupilas suplicaban una mirada, una respuesta, algo que fuese diferente a aquellas canciones de los 80 del bar de la esquina.
Tenía miedo de hablar y dejar que recolectases mi voz rota para tu colección de bohemios imsomnios.
"Atrévete a acompañarme esta noche, vamos a andar por ese tejado"
Sonabas como la letra de una melodía, de un grupo de tres al cuarto.
Através de esas palabras vislumbré que no habías cambiado, y una vez más me tendiste la mano.
Quizás seguirte por una noche no me ocasionaría problemas.
Entonces fui ingenua, pensando que podría tener una noche tranquila, acompañada de una persona caótica.
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