Salgo con los pies descalzos de la casa, y rápidamente, ya tengo puestas las botas, forradas de pelo.
Siento la nieve, y me paro a observar mis rastros huellas tras de mí.
Detrás de los arbustos hay algo.
Cierro los ojos.
Inspiro.
Abro los ojos.
Siento el pelaje de los lobos acariciando mis manos, o mejor dicho, siento sus pulsaciones llamando a mis dedos, para que siga masajeándoles detrás de la oreja.
Me agacho.
"Te gusta, ¿verdad, Mó?"
Sonrío levemente.
Más que un lobo, era una pequeña mascota, algo que nadie podía entender.
Suspiro, y miro al cielo.
Veo como caen efímeros copos de nieve, y pauso mi tarea de rascar al animal, para que uno de esos copos se pose en mi mano.
Lo acerco hasta donde mi vista alcanza perfectamente, y observo cómo se derrite.
La magia helada.
No siento las manos, me las acerco a mis labios.
Hago un caparazón con ellas, mientras el vaho que sale de mi boca, se funde con aquel paraje blanquecino, entre aquellos árboles sin hojas.
Juego un momento con las formas del vaho: me he vuelto a distraer de mi tarea.
Y de nuevo miro a mi alrededor.
Árboles negros, y tierra blanca.
De mi bolsillo saco una fina bufanda de lana, y me la coloco en el cuello.
Mó sigue dando vueltas entre mis piernas.
"Qué inquieto, ni que fuera luna llena"-Pienso.
Mó me mira con ojos juguetones, y gesto de no entender nada, y saca sus colmillos a relucir para intentar lamerme la pierna,
Entonces me preparo, y corro.
"Si quieres jugar, yo jugaré"
Preciosamente precioso.
ResponderEliminarP.S. La frase lapidaria del perfume, justo a la izquierda...
Es totalmente precioso. (: Aquí no neva y no he estado en otro país, así que me hago una pequeña idea con lo que compartes. (:
ResponderEliminarEs muy bonito!! el blog tiene entradas preciosas :) un beso!! te dejo las direcciones de mis blogs por si te apetece que nos sigamos
ResponderEliminarhttp://lanochedeela.blogspot.com.es/
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