26 junio, 2012

"She acts like summer, she feels like rain" (1)

La lluvia caía a borbotones, y las ráfagas de viento parecían huracanes, barriendo las calles, y haciendo temblar hasta el último árbol de la ciudad. En la solitaria estación de tren de Mermaid Sink, más muerta y ruinosa, que nueva, pocas personas bajaban en la última parada. La parada a medianoche. En tren, tan puntual como siempre, hizo aparecer en escena a una chica. Ella. Aquella chica que había vivido desamores, malos momentos, y sobretodo, malos pensamientos. Una chica morena, de ojos como aceitunas, y de piel blanquecina, con una actitud reconocible a kilómetros de distancia. Esa era Helena.
Con un poco de torpeza, salió por la puerta del tren con las maletas, y con una nota bajo la mano.
Una nota que ponía la frase de: "Volveremos a vernos", algo que nunca se llegó a cumplir.
Hizo una bola con el papel, para luego lanzarlo con furia hacia el suelo, y ver cómo la masa de la nota se iba desvaneciendo en la oscuridad, que sólo alumbraban algunas farolas dispuestas en puntos completamente opuestos, como el norte y el sur. Se acercó a una ventana que parecía de información, la única que había en ese siniestro lugar. Con unos toquecitos en el cristal, alertó a la anciana que estaba de dependienta, de que allí había alguien que necesitaba su ayuda.
-¡Oh, una visita inesperada! No suelen venir jovencitas tan guapas como usted por aquí... y menos, en noches tan tormentosas. ¿Desea algo la señorita?
+¿Sabría indicarme para coger un taxi a la siguiente dirección? Con decirme sólo la calle Utopías...
-Oh, lo siento mucho, querida, pero hace bastantes años que no pasan taxis por aquí, este es el casco viejo de la ciudad.-explicó, un poco desanimada.
Utopía. Una palabra que define un plan ideal, pero irrealizable. ¿Sería también imposible llegar hasta allí?
La anciana extendió la mano através de un agujero en el vidrio, y le dió un mapa, un poco mal hecho, indicando por dónde tenía que ir, adjuntado con un paragüas tan viejo como aquella mujer.
Y andando bajo la lluvia, que había cesado un poco, fue subiendo los escalones de aquel andén que separaba su vida pasada, de su nueva vida, que estaba aún por recorrer.
Se paró un momento para observar las estrellas, lujo que muchas veces se podría dar en aquella ciudad que parecía estancada en los años 90.

5 comentarios:

  1. Me encanto, escribes genial, se te da muy muy bien!!
    Un beso cielo!

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  2. los comienzos siempre son grises, como aquella noche

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  3. Gracias por comentar :)
    Pues si su comienzo aquel día era gris, su pasado era negro como el carbón, lleno de pedazos de recuerdos, y de besos que nunca podrá olvidar.
    Con cariño, M.

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Nubes~