“Segunda estrella a la derecha”
El lugar dónde todos, de niños, queríamos estar.
¿Aún era demasiado tarde para huir de su vida, y volverse
una niña perdida?
Gracias a las gotas de lluvia que caían fuera del paraguas,
el papel se había mojado, quedando ilegible. Helena resoplaba, ¿por qué todo le
pasaba a ella?
En aquellos tiempos pensaba que lo mejor era sonreír como si
nada estuviese mal, hablar como si todo fuese bien, pretender que todo es un
sueño, y hacer de los males, unas mentiras.
Pero todo final implica un principio.
Viendo que la lluvia no escampaba, Helena dejó sus maletas a
las puertas de una pequeña biblioteca y decidió entrar. Una chica rubita, y muy
mona estaba tras el mostrador, y nada más escuchar las campanillas de la
puerta, miró atentamente hacia ella. Helena, intimidada por los grandes ojos de
aquella chica, fue hacia el mostrador silenciosamente. Ella estaba atenta a
todos sus movimientos, hasta que Helena dejó el papel sobre la mesa.
-¡Buenas tardes, lectora! ¿Necesita ayuda?-dijo la chica con
un aire muy animado.
Se escuchó un largo “Shhhhh” por toda la sala, y la chica
echó la vista al cielo, haciendo un semicírculo con los ojos. Sólo eran tres
personas en la biblioteca, que tampoco no era precisamente muy grande.
-Pues…¿La calle Utopías?-dijo Helena, insegura ante esa
chica que se veía tan feliz.
-¿Nueva, eh? Si giras esta esquina, sigues por la derecha, y
vas recto por una calle inclinada, llegarás a la calle. No tiene pérdida,
¡ncluso hay un letrero con el nombre!
Las dos sonrieron, ella gesticulaba tanto, que resultaba muy
graciosa, a Helena le caía genial, y ni si quiera sabía quién era. Echó un
vistazo a la biblioteca, ese sitio le daba “buenas vibraciones”, como había
leído en alguna revista, y no dudaría en volver.
-Por cierto, antes de irte… ¿Me dices tu nombre? No hay nada
mejor que empezar a conocer gente desde tu primer día, he visto tus maletas en la puerta.
-Me llamo Helena, seguro que me ves más por aquí, me
encanta la lectura, y me caes bien.-dijo Hel, sonriendo.
-Pues encantada, yo soy Liss, y él se llama Álex. Si quieres
venir tanto como dices, será tu compañero de lecturas, ya que día tras día,
Álex viene aquí. Es muy simpático, aunque puede llegar a ser un poco… tímido,
no te preocupes si no habla-y soltó otra carcajada, que resonó por la sala, y
fue callada con otro “Shhh”
-Si quieres algo, vivo en el ático de la calle Utopías, pásate.
¡Hasta luego!
-No lo dudes, te
espero por aquí también. ¡Adiós!
Y Helena salió de la librería, dónde la lluvia ya había
escampado, y eran ya la 1:30 de la noche. Lo que más le sorprendía de aquella
biblioteca, es que aún a esas horas, había gente despierta, y con un humor
radiante como el de Liss.
Miró a través del cristal, y observó a Álex.
Misterioso, sentado en el suelo. Tenía ganas de conocerle,
de saber cómo era en realidad.
Me encanta esta historia. Escribes genial *___*
ResponderEliminarEspero muchas entradas más :D
Un beso desde http://thelivesdreams.blogspot.com.es/
Me gusta,Me gusta,Me gusta,Me gusta,Me gusta,Me gusta,Me gusta muchisimo a ver el siguiente preciosa me seguiré pasando no lo dudes!
ResponderEliminar¡Gracias por comentar! Y ya tengo el siguiente acabado. Lo siento por que sean tan cortos, pero escribo según lo que me viene a la cabeza >__<
ResponderEliminarBesos, M.